jueves, 19 de noviembre de 2009
ARTICULO DE REVISTA
"El pibe que se fuma un porro en paz no es un delincuente, como no es un delincuente ningún ciudadano que se toma una cerveza con sus amigos. En el peor de los casos puede que sea un ADICTO (alcoholico, drogadicto, etc) y como tal hay que ayudarlo, pero no demonizarlo y menos meterlo en cana. Un delincuente es un kiosquero que le vende alcohol a un menor o un irresponsable que se fuma un porro y sale manejando el auto". Al mismo tiempo sus creadores afirman que "Este grupo es para reclamarle a los POLITICOS ARGENTINOS, SEAN DEL PARTIDO QUE SEAN, que despenalicen de una vez por todas el consumo de marihuana. Lo decimos claro y sin vergüenza: NI UN DEMORADO MAS POR FUMAR MARIHUANA EN ARGENTINA".
La marihuana
La postura prohibicionista de la mayoría de los países solamente sirve para favorecer el negocio clandestino de las drogas. Mientras exista una demanda de una sustancia va a existir una oferta, si no es por la vía legal será a través del mercado negro, con todos los elementos en contra que este posee, a saber, drogas cortadas con sustancias peligrosas, mafias y delincuencia. El rol del estado debería ser controlar la mercantilización de estas sustancias, para que sean lo mas seguras posibles y proveer a los consumidores de la información necesaria para saber qué es lo que te estás metiendo en el cuerpo.
Por otra parte la legalización de la marihuana permitiría el desarrollo de esta planta para usos industriales, textiles, medicinales, culinarios, y otros tantos, generando puestos de trabajo y el desarrollo de las economías de los países.
Claro que para esto es necesario la normalización de la planta, que desde principios del siglo pasado se ha demonizado a un vegetal que tiene diversos usos desde hace miles de años.
Por otra parte la legalización de la marihuana permitiría el desarrollo de esta planta para usos industriales, textiles, medicinales, culinarios, y otros tantos, generando puestos de trabajo y el desarrollo de las economías de los países.
Claro que para esto es necesario la normalización de la planta, que desde principios del siglo pasado se ha demonizado a un vegetal que tiene diversos usos desde hace miles de años.
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